Víctor Manuel Massei

Un intersticio cósmico-virtual para rabiar, destilar y fluir en los verbos contenidos, detenidos y suprimidos por el exceso de logos; un arranque existencial para evitar que se nos cierren los ojos...

miércoles, 16 de diciembre de 2009

En boca cerrada no entran moscas

Aun no puedo convencer a mi abuelo de lo inútil que es preservar su boca. Ya pasaron de moda. No se usan. Están obsoletas. Ahora sólo existen como un decorado exótico. Pasó tan rápido y de manera tan convincente, que aun los escépticos de antaño hoy son los publicistas de la nueva modalidad. ¿Para que sirve una boca si basta con hablar con los dedos? ¿Para qué una lengua si tenemos teclados en el bolsillo, en el morral y en la casa??¿Para que sirven los labios si los besos se convirtieron en una treta sin sentido, cuando dejaron de ser un preámbulo, y cuando el afecto comenzó a exteriorizarse a través de bienes concretos? ¿Comer? Ya no es necesario, basta con inyectarse las vitaminas apropiadas, según el proyecto vital elegido. Hasta me produce asco imaginarme ese orificio poco higiénico en la cara, mas aún cuando luchaba con otra como plataforma de acercamientos íntimos. Que brutos fueron mis antepasados. Jamás atisbaron los beneficios. No hay dientes que cuidar. Labios que desear. Bocas que pintar. Silicona que inyectar, etc. Si nos vieran hoy, que nuestros pensamientos se proyectan en pantallas portátiles; que aliviados se sentirían sin tener que hablar, besar e incluso callar. Nosotros los modernos cerramos ese peligroso y poco estético orificio de donde salieron y donde entraron pandemias morales y sanitarias. Nosotros los hijos amados de la tecnología. Hemos hecho del ser humano algo más hermoso. Algo que cada vez hace menos cosas. No sé porque mi abuelo insiste en ser anticuado. Si el mundo funciona mejor sin ellas. Entiendo que a él no se lo hayan enseñado ni en la escuela ni a través de la prensa, pero eso no lo disculpa para no evolucionar de una vez por todas. Como todos. Y mas aún considerando que, lo que hace de esta invención algo radicalmente notable, es que las moscas ya no tienen donde entrar. (Víctor Manuel Massei)

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